La serie “El arte de respirar” se basa en una experiencia personal que se remonta a cuando tenía 21 años. En ese momento, un grupo de amigos atrevidos de mi universidad en La Habana y yo nos embarcamos en una aventura hacia las profundidades de unas cuevas completamente oscuras. Era mi primer encuentro con un espacio tan inmenso y oscuro, y la idea de aventurarme en él era absolutamente aterradora. Cada uno de nosotros llevaba linternas para iluminar nuestro camino, y necesité todo el coraje que tenía para entrar en esa cueva con mi linterna. Años después, durante la pandemia de COVID-19, esta experiencia resurgió en mi mente. El marcado contraste entre la oscuridad de la cueva y la luz de nuestras linternas se convirtió en una metáfora que resonó en mí durante esos tiempos difíciles. La luz que una vez me había guiado a través de la cueva parecía fusionarse en mi mente con la luz que uso en mi arte fotográfico, un símbolo de salvación y esperanza. En medio de la pandemia, cuando me encontré lidiando con el miedo y la incertidumbre, busqué un nuevo tipo de coraje. La fotografía de esta serie, en la que aparece una bombilla, me sirve como recordatorio de la valentía que necesité para descender a esa cueva. Representa no solo una luz literal en la oscuridad, sino también un faro metafórico que me guió a través de mis miedos pasados ​​y mis luchas presentes.